La importancia de la escritura en Primaria
El
cuarto recurso metodológico al que queríamos hacer referencia es la escritura epistémica. Son muchos los estudios
que ponen de manifiesto la gran capacidad del lenguaje para hacer explicitas
ideas y conocimientos que tenemos pero que no sabemos que tenemos o que se “aclaran”
al expresarlas (Olson, 1998, Vygostki, 1977, 1979). Es muy habitual la
experiencia de querer comunicar una idea y acabar diciendo “no sé cómo decirlo”.
Esta dificultad es interpretada por estos autores como una manifestación del
costoso proceso de hacer explícito lo que está implícito. El lenguaje cumple
una función de andamiaje del pensamiento. Al verbalizar lo que vamos pensando,
se ordenan las ideas porque se toma conciencia de ellas.
Este
papel del lenguaje oral se ve potenciado cuando se utiliza la escritura. El texto
escrito tiene una serie de características que favorecen su función de apoyo al
razonamiento y en este caso al aprendizaje.
- La primera de ellas se refiere a la
mayor exigencia de precisión y rigor en los términos que se utilizan, lo que
obliga a definir mejor lo que quiere comunicarse exactamente.
- Por otra parte,
la distancia tanto temporal como espacial del autor y el lector exige que el
primero haga explícitos en el texto todas las claves que pueden ayudar al
lector a interpretar la información de acuerdo con la intención de quien lo ha
escrito. Esto implica entre otras cosas especificar lo más posible la relación
entre las ideas que se expresan. Como es bien sabido un aprendizaje es más
significativo cuanto más ricas son las relaciones entre los distintos
conocimientos. Por tanto, reflexionar sobre las conexiones entre distintos aspectos
del contenido sobre el que se esté escribiendo debería permitir profundizar en el
aprendizaje.
- Por
otra parte, cuando uno escribe tiene que representarse las características de la
“audiencia”. Lo que esa persona ya sabe y no hace falta por tanto explicarle,
lo que puede resultarle más importante, lo que le gusta, lo que le
interesa...en último término, los principales rasgos de la mente del lector.
Escribir implica desde esta perspectiva importantes capacidades mentalistas,
propias de los procesos metacognitivos.
- Finalmente,
el texto escrito se elabora con un tiempo más pausado que el lenguaje oral, lo
que permite, si bien no asegura, mayor planificación y sobre todo la
posibilidad de revisar lo escrito durante el proceso y al finalizarlo. La mayor
serenidad de la escritura es también especialmente propicia para la regulación
emocional. No es sencillo tomar conciencia de los sentimientos, por otra parte
hacerlo no asegura controlarlos, pero ayuda en gran medida, como hemos venido
comentando.
La
prioridad debería centrarse por tanto en que los equipos docentes acordaran realizar
en todas las materias y a lo largo de todos los cursos resúmenes, mapas conceptuales,
síntesis, comentarios de texto, reflexiones sobre el aprendizaje, en síntesis tareas
de lectura y escritura reflexiva (Camps, 1990; Cassany, 1997;
Monereo y Castelló 1997; Sánchez, 1998; Solé, 1992).
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