CINCO HABILIDADES PARA LA COMUNICACIÓN PERSONAL




Comunicar es como hacer una travesía, desde los preparativos en tierra firme hasta la llegada a puerto, pasando por todas las etapas de la navegación. Es una travesía que se ha de ir recorriendo etapa tras etapa, sin saltarse ninguna y en el orden correcto.



A cada etapa de la comunicación le corresponde una habilidad clave, que es la que permite que se pueda superar cada tramo del camino y continuarlo.



1. ENCONTRAR TIEMPO


Comunicar requiere dedicarle tiempo, todo el tiempo necesario. Éste sólo lo encontramos cuando hacemos de la comunicación una verdadera prioridad, que pa­sa delante de cualquier otra actividad u obligación.


Busca en tu vida tiempo para la comunicación, para hablar las cosas en el momento en que se han de ha­blar. Sin interrupciones, sin compromisos, sin excu­sas. Hay que ser capaz de posponer lo que sea si una conversación requiere más tiempo y tener auténtica voluntad de comunicar.



2. ESCUCHAR CON ATENCIÓN


Toda comunicación comienza escuchando. Escuchar para descubrir, para aprender, para conocer. Para en­tender el punto de vista del otro. Escuchar con toda nuestra atención. A menudo no escuchamos porque nos parece que no nos interesa lo que los otros nos pueden decir, o porque nos sentimos amenazados por lo que podríamos oír si les escucháramos.


Cuando inicies la comunicación con alguien, escucha con los cinco sentidos. Lo que el otro te dice, y tam­bién lo que no te dice pero que tú puedes descubrir por el tono de su voz o por su mirada. Escucha para saber de verdad qué es lo que el otro te quiere decir, y entonces, sólo entonces, es el momento de hablar.



3. ESTAR EN CONTACTO CON LOS SENTIMIENTOS


Con tus propios sentimientos y con los del otro. Si no eres consciente de lo que pasa dentro de ti, tus emo­ciones te pueden jugar una mala pasada, gobernar tu comportamiento y hacerte ser como no quieres ser. Sentimos lo que sentimos, y así tiene que ser; lo que no podemos hacer, sin embargo, es ignorarlo.


También es importante ser capaz de captar los senti­mientos del otro, de ponerse en su piel, sentir (no só­lo entender) lo que siente para conectar con él, saber cómo actuar y poderle ayudar.


Mantente siempre en contacto con tus sentimientos. No comuniques si notas que algún sentimiento te in­vade, te domina, y te puede hacer perder el control. Y trata de captar los sentimientos del otro. No hagas ca­so exclusivo de sus palabras, de lo que te dice; ten muy presente el sentimiento que se oculta detrás de ellas. Ponte en su piel y trata de sentir como él se siente.



4. ACEPTAR SIN JUZGAR


Aceptarnos nos acerca. Juzgarnos nos aleja. La co­municación necesita la plena aceptación del otro, tal como es y en el momento personal en que se encuen­tra. Aceptar no significa estar de acuerdo, pero sí querer ver al otro tal como es, no como nos gustaría que fuera.


Abre los ojos bien abiertos a la persona que tienes de­lante cuando te comunicas, para verla y aceptarla tal como es. No pienses si te gusta o no te gusta. No pienses si tú harías o no harías lo mismo. Evita los juicios y las críticas, que son uno de los mayores obs­táculos para la comunicación.



5. ACOMPAÑAR


Acompañar en la comunicación significa avanzar jun­to al otro, a su lado, avanzando a su ritmo y dejando que llegue por él mismo a sus propias soluciones. No des consejos, ni vayas demasiado rápido, ni lleves una conversación más lejos de lo que el otro puede aguan­tar. Deja que el otro descubra las cosas por sí mismo. El descubrimiento tendrá mucho más valor. No hagas seguir a los otros unos caminos que no son los suyos. Tus soluciones han sido buenas para ti, pero no tie­nen por qué serlo necesariamente para los otros.

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