Aprender a afrontar los miedos en la infancia

Esta semana he charlado con algunas familias acerca de los miedos en la infancia. Miedos a la oscuridad, miedo a los profesores muy exigentes, miedo a equivocarse, miedo a los monstruos..

Los padres podemos y debemos ayudarles. Por un lado, podemos prevenir la aparición de ciertos miedos, con estos consejos:

	Utilizar una educación positiva, intentando evitar amenazas y castigos constantes, y sobre todo no usar el castigo físico
	Evitar asustar al niño, aunque sea de broma (sobre todo no asustar con la oscuridad)
	Vigilar siempre lo que ve en la televisión: no toda la programación infantil es “ inocente”
	Si el niño llora por la noche, calmarle primero a oscuras, para que no asocie miedo con oscuridad
	Enseñarle a solucionar las pequeñas dificultades de la vida diaria por sí mismo (no darle todo hecho, no evitar todas las frustraciones)
	Reforzar cualquier comportamiento de valentía por pequeño que sea
	No usar el miedo para controlarle ("si no obedeces viene el coco...")
	Ser modelo de actuación: controlar nuestros miedos delante de ellos Debemos recordar que los niños necesitan seguridad, protección y tranquilidad. Pero educarles en la sobreprotección tampoco es la solución, porque por sí misma causa inseguridad en los niños.

¿Y cómo podemos ayudarles a superar sus miedos cuando aparecen?

	Su miedo es real y debe respetarse, nunca reírse ni ridiculizar su temor
	No se debe ignorar
	No se debe forzar a pasar la situación temida de una manera brusca, deja que se acostumbre poco a poco al objeto temido o a la situación
	No se les debe mentir acerca de sus miedos, hay que ayudarles a superarlos con sinceridad, sino se sentirá engañado
	El objetivo final no es hacerlo “desaparecer” del todo, sino ayudar al niño a afrontarlo y superarlo
	No se les debe transmitir nuestros propios temores, enséñale a enfrentarlos

¿Y cuándo debemos preocuparnos por los miedos de nuestros hijos?

Por un lado, según la edad del niño ya hemos visto qué temores son los esperables a cada edad, y sabemos que suelen ser pasajeros. La manera más útil de diferenciar si es un miedo “simple” es el grado en el que el miedo interfiere en las actividades diarias del niño. Si el niño se está desarrollando normalmente en todos los restantes aspectos, lo más probable es que su conducta sea de un miedo simple. Si el miedo interfiere en actividades importantes, puede haber progresado y requiere atención médica especializada.

(Tomado de http://revista.universidaddepadres.es/index.php?option=com_content&view=article&id=633&)Itemid=624