Leer es seguir sembrando


Un rey persa, a quien el pueblo llamaba "el justo", viajaba una vez a través de su reino. En una montaña bañada por el sol, vio a un venerable anciano que con su espalda doblada por los años y el esfuerzo trabajaba. El rey se acercó y descubrió que el anciano estaba plantando un árbol.
-¿Qué haces? -preguntó el rey.
-Planto nogales -respondió el anciano.
-¿Tú, que eres tan viejo -se admiró el rey-, para qué plantar una planta cuyo follaje no verás, a cuya sombra no descansarás y cuyos frutos no comerás?
El anciano lo miró serenamente y contestó:
-Aquellos que nos precedieron plantaron y nosotros pudimos obtener después las cosechas. Ahora plantamos nosotros para que puedan recoger los frutos los que vienen detrás.

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